Viento en contra para el consumidor
27 noviembre 2022 Categoría: Tribunas opinión
El conocido como trimestre dorado para el comercio minorista ya está aquí. En este último tramo del año, el “Black Friday” y las compras navideñas marcan la época más boyante para el consumo. Sin embargo, en esta ocasión, la incertidumbre sobre la campaña es elevada: ¿seguirá avanzando el consumo a pesar del viento en contra?
Si bien es cierto que la crisis energética y el alza de la cesta de la compra en su conjunto han reducido intensamente el poder adquisitivo de los hogares, la resiliencia del gasto de los consumidores es lo que ha permitido mantener a flote las economías y, que este año, se pudiera evitar la temida recesión.
Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
La aparente discrepancia entre la fuerte caída de la renta disponible de los hogares y un mayor consumo se explica fundamentalmente por el comportamiento del ahorro de las familias que, hasta el momento, han utilizado los excedentes acumulados durante la pandemia para continuar manteniendo sus niveles de gasto. De cara a los próximos meses, una de las claves para la marcha de la economía será el comportamiento del consumidor ante la persistente inflación y, sobre todo, cuánta capacidad adicional queda disponible de ese “excedente de ahorro”.
En Estados Unidos, las perspectivas de gasto son halagüeñas. La Federación Nacional de Minoristas estima que las compras navideñas registrarán un crecimiento de entre el 6-8% y alcanzarán un nuevo máximo histórico de 950.000M$. Unas cifras que, aunque positivas, también reflejan un enfriamiento del consumo en comparación con el avance del +13,5% registrado el año pasado.
En cuanto al ahorro, las señales son contradictorias. Hace ahora un año, el excedente de ahorro suponía el 10% del PIB, un nivel que estimamos ha descendido actualmente hasta el 6,5%. Aunque siguen siendo niveles muy elevados y que invitan a un cierto optimismo (equivalen a más de 1,6 billones de dólares de capacidad de gasto adicional), es improbable que veamos una completa liberación de este “sobreahorro” en los próximos meses al estar ya muy concentrado en las rentas más altas y con menor propensión a consumir. De hecho, el fuerte aumento de la concesión de crédito al consumo en los últimos meses, y en particular el realizado a través de tarjetas de crédito, muestra como las familias de ingresos más bajos habrían agotado ya su colchón: a lo largo del tercer trimestre las compras financiadas con tarjetas de crédito registraron un avance del +15%, el más alto de la serie histórica.
El consumo privado ha sido uno de los pilares del crecimiento y seguirá mostrando resiliencia en la parte final de este año, dando un cierto soporte a la actividad y evitando un parón en seco del crecimiento. Sin embargo, a medida que el incremento de los costes de financiación se vaya traspasando a la economía real y se frene la creación de empleo, difícilmente el colchón de ahorro será suficiente para evitar un mayor enfriamiento del consumo privado. Todo ello, nos lleva a pensar que la desaceleración económica se intensificará en la primera mitad del próximo año y que sectores como el consumo cíclico seguirán penalizados en las bolsas.
Artículo publicado en ABC.