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Un tigre que va de menos a más

23 enero 2022 Categoría: Tribunas opinión

El Banco Popular de China ha vuelto a recortar los tipos oficiales, medida que se añade a la reducción del requerimiento de reservas de los bancos.

La desaceleración de China es ya un secreto a voces. La que fue la primera economía mundial en dejar atrás la crisis económica derivada de la pandemia y que el año pasado actuó como locomotora del crecimiento mundial es ahora uno de los principales riesgos para este 2022.

Aunque en el conjunto del año pasado el PIB del gigante asiático logró un notable incremento del +8,1%, el dato esconde dos caras muy diferentes. Durante la primera mitad del año, la actividad se disparó, pero esto ha dado paso a una inflexión en la política económica del país, que ha inducido un freno al crecimiento: las medidas de contención del endeudamiento y ajuste del sector inmobiliario han pesado y en el cuarto trimestre el PIB se moderó hasta +4%, el menor avance desde el inicio de la pandemia, castigado por la caída de la construcción (-2%) y servicios inmobiliarios (-3%).


Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

En el corto plazo, parece complejo que asistamos a un cambio de tendencia, dado que la economía se enfrentará a ciertos obstáculos. En primer lugar, a medida que se acercan las festividades del Año Nuevo Lunar y la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, las autoridades han reafirmado la política COVID cero y se han implementado confinamientos, lo que perjudicará al consumo. Por su parte, el sector inmobiliario continuará navegando la crisis de liquidez de las principales promotoras, lo que privará a China de uno de sus habituales motores. 

Sin embargo, no debemos subestimar la capacidad de recuperación de China. En particular, cabe destacar el mayor margen de maniobra que tienen actualmente las autoridades para adoptar estímulos: la temprana salida de la crisis supuso un reducido esfuerzo fiscal y monetario del país, que se situó en el 1,5% y 5% del PIB, lo que representa solamente una quinta parte del esfuerzo realizado por Estados Unidos. 

En este contexto, al contrario de lo que estamos viendo en las potencias occidentales (donde comienza la retirada de los estímulos monetarios), esta semana el Banco Popular de China ha vuelto a recortar los tipos oficiales, medida que se añade a las ya realizadas en diciembre (reducción del requerimiento de reservas de los bancos). Estos estímulos monetarios comenzarán a permeabilizar en la economía y han permitido que el indicador de impulso crediticio comience a dibujar un suelo. La mejora de este indicador es una señal alentadora, dado que históricamente ha sido capaz de adelantar entre seis y nueve meses los giros en el ciclo económico en China. Así, tras meses apuntando a una desaceleración, comienza tímidamente a señalar que la reactivación llegaría en la segunda mitad de este año. 

El nuevo año en China comenzara el próximo 1 de febrero y vendrá bajo el signo del Tigre de Agua, un símbolo de fuerza y valentía para la cultura del gigante asiático. En lo económico, pensamos que el año irá de menos a más y, tras el mal comportamiento de sus bolsas en 2021, la valoración relativa es atractiva. En el corto plazo, lo más adecuado es mantener cierta cautela, pero las oportunidades llegarán, y a lo largo del año del Tigre deberemos adoptar su valentía para aprovecharlas.

Artículo publicado en ABC

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