Un dólar con menos brillo en 2023
04 diciembre 2022 Categoría: Tribunas opinión
Próximos a finalizar el año, y en un ejercicio muy difícil para la práctica totalidad de los activos de riesgo, el dólar ha resultado ser el ganador por antonomasia. Y es que, pese a su relativa debilidad reciente, la divisa estadounidense sube desde 2021 cerca de un 20% frente al euro y un 8% en lo que va de 2022. El dominio del billete verde no ha sido solo frente a la moneda única, ya que el índice dólar, que compara su evolución frente al euro, yen, libra, franco suizo, dólar canadiense y corona sueca, avanza un 9% anual y alcanzó en 2022 máximos de dos décadas.
¿Qué razones han llevado al dólar a ser la apuesta estrella en el mercado de divisas este año? Por un lado, la rápida ascensión de los precios a nivel global que, tras muchos años sin inflación, ha provocado un giro brusco de las políticas de los bancos centrales, pero sobre todo de la Fed.
Así, y gracias a un comportamiento económico relativamente robusto de EE.UU. frente a otras economías desarrolladas, la institución incrementó el precio oficial del dinero desde el 0% hasta el rango actual del 3,75-4%, incluyendo cuatro reuniones consecutivas con alzas de 75 puntos básicos y que sitúa los tipos en niveles no vistos en 15 años. Esta agresiva normalización monetaria, inédita desde los años 80, ha creado un diferencial de tipos muy favorable al dólar.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
En paralelo, el miedo a un fin de ciclo brusco y el incremento de la volatilidad en los mercados financieros, ambos favorecidos por el mencionado endurecimiento monetario y por la invasión ucraniana, que impactó en los precios energéticos, también puso el foco en la moneda estadounidense, percibida como activo refugio por excelencia en momentos de estrés.
Ambos factores podrían, a partir de ahora, contrarrestar la fortaleza del dólar, sugiriendo una estabilización a futuro. Creemos que el diferencial de tipos perderá atractivo a medida que el BCE avanza en su proceso de subidas. Asistimos, por otro lado, a una relativa normalización de la guerra, aunque ésta ocurra a las puertas de Europa. Y también juegan ahora en su contra el posicionamiento especulativo, con apuestas por un dólar más fuerte en el menor nivel del último año, y la estadística que apunta a que el índice dólar, una vez superada la apreciación del 20% como ha ocurrido este año, tiende a la estabilización en los meses posteriores.
No debemos, no obstante, menospreciar la capacidad de atracción que ejerce la divisa estadounidense. Y es que, pese a su menor empuje en estos últimos meses, los comentarios de miembros de la Fed, incluyendo a su presidente Powell, apuntan a que el trabajo de la institución con vistas a controlar la inflación no ha finalizado. Es decir, que los tipos seguirán subiendo, aunque sea a un menor ritmo, al permanecer la inflación en niveles elevados. El último dato de precios, el preferido por la Fed, sitúa al índice de consumo personal subyacente en el 5% interanual, muy por encima de niveles objetivo a medio plazo cercanos al 2%.
En el complicado mundo de las divisas, y con una sobrevaloración actual del dólar frente al euro del 11%, si algo enseña la experiencia es que los factores que basculan en torno a la evolución de una moneda pueden cambiar rápidamente. Ahora, y tras un año difícil, la posible menor agresividad de la Fed, los indicios de reapertura china y un entorno global de riesgo más o menos estable son aspectos que pueden otorgar menos brillo al casi siempre seguro dólar.
Artículo publicado en La Vanguardia.