Un año 2023 incierto pero con oportunidades
08 enero 2023 Categoría: Tribunas opinión
El año 2022 cerró como el peor para bolsa y bonos en conjunto desde 1871, con una pérdida global de 40 billones de valor entre ambos. Por su parte, el S&P 500 cerraba su peor año desde 2008 y las bolsas globales arrojaban sus peores resultados desde 1974. Este comportamiento contrastó con el de la economía global, la cual —pese al endurecimiento de las condiciones financieras, la invasión de Ucrania y la violenta aparición de la inflación, tras años de ausencia— cerraba con un incremento del PIB ligeramente inferior al 3%, muy próximo a su media de las últimas décadas.
El ejercicio 2023 se presenta con muchos retos, comenzando por el propio crecimiento económico. En palabras de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, será un año “más duro” que el precedente, ya que las principales economías mundiales, Estados Unidos y Europa, experimentarán un debilitamiento en su actividad económica. Así, hasta un tercio de las economías globales, incluyendo la mitad de la UE, podrán entrar en recesión y creemos que el FMI revisará sensiblemente a la baja, a no mucho tardar, su estimación de PIB en 2023 hasta niveles inferiores al 2%, frente al 2,7% actual.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
En lo relativo a la política monetaria, se evaluarán las consecuencias de las históricas subidas de tipos vistas en 2022, que buscaban detener la espiral inflacionista desatada por la reapertura, la guerra y la ruptura de las cadenas de suministro. Así, y tras la inusitada dureza aplicada —siete reuniones consecutivas de alzas en tipos por la Fed, hasta el 4,5% y en niveles máximos de 15 años—, no descartamos un enfoque de política monetaria menos agresivo, en un intento de evitar un deterioro económico severo y que implicará aceptar niveles de inflación más elevados.
En este sentido, no excluimos que bancos centrales como la Fed o el BCE sean menos estrictos con su objetivo de precios del 2%, teniendo en cuenta que estamos abocados a vivir con niveles de precios más normalizados y que, a fin de cuentas, tan malo es tener una inflación descontrolada como su total ausencia. Así, la confirmación de que ésta ha tocado techo nos introducirá en una nueva fase en la que el ritmo de normalización de precios será el aspecto a vigilar.
Con este panorama, el ejercicio actual se presenta incierto para el inversor, pero a buen seguro con oportunidades. Y es que, tras los fuertes ajustes en valoración vistos en gran parte de los activos de riesgo, estos presentan potenciales de revalorización bastante más atractivos frente al pasado reciente. Es el caso sobre todo para la renta fija, que ofrece rentabilidades por cupón interesantes en todos los segmentos, aunque el crédito de alta calidad se presenta como el mejor binomio rentabilidad-riesgo.
No obstante, y dado este escenario más incierto de lo habitual, será necesario un toque extra de flexibilidad en el posicionamiento de las carteras. Un “temple” adicional, más ágil, que nos permitirá adaptarnos mejor a las nuevas oportunidades que se abren en esta nueva fase del ciclo económico, marcado por una moderación de la inflación, la pausa en el proceso de subida de tipos y el suelo que llegará en el crecimiento económico.
Artículo publicado en ABC