Un alto en el camino
27 septiembre 2020 Categoría: Tribunas opinión
La aceleración de la segunda ola de Covid y el temor a que nos vuelvan a meter en el “agujero” rondan por los mercados mientras se estanca la negociación del Brexit y EE.UU., a un mes de las elecciones.
Con la llegada del otoño y la caída de las primeras hojas, las bolsas han afrontado su semana más negativa en meses, agudizando la corrección iniciada en septiembre con el índice global que cede un 7,8% desde máximos.
La aceleración de la segunda ola de Covid, que también gana terreno en otros países europeos - como Francia e Inglaterra -, y el comprensible temor a que nos vuelvan a meter en el “agujero” de manera generalizada rondan por los mercados mientras se estanca la negociación del Brexit y, en EE.UU., resurgen las disputas políticas a un mes de las elecciones.
¿Nos encontramos ante una corrección de los extraordinarios retornos de los meses de verano o ante un cambio de ciclo bursátil?
Aunque no se deben menospreciar los crecientes confinamientos –especialmente en Europa-, que irán erosionando el dinamismo de la incipiente mejora económica, el catalizador para que las bolsas se recuperaran de los mínimos de marzo nunca fue el control del virus. De hecho, la renta variable norteamericana marcó máximos históricos en julio, liderada por la tecnología, cuando el coronavirus campaba a sus anchas por EE.UU. y la situación sanitaria atravesaba sus peores momentos.
Los mercados han estado guiados por los 7,6 billones de dólares de liquidez creada por los bancos centrales en lo que va de año, el impulso fiscal y préstamos de los gobiernos - 40% PIB en Alemania y 14,3% en EE.UU por ejemplo - y unos tipos de interés reales negativos, que hacen que la renta variable se mantenga atractiva frente a los bonos. También han sido impulsados por los sectores ligados a la tecnología, la digitalización y el consumo online que han sido capaces de incrementar sus beneficios en plena recesión.
Por ello, la principal causa para esta toma de beneficios en las bolsas es la incapacidad de los políticos norteamericanos que, tratando de obtener rédito electoral, no aprueban la CARES Act II que, entre otras medidas, volvería a incrementar los subsidios de desempleo hasta 600 dólares semanales -frente a los 300 actuales-. Vista la batalla por la renovación del Tribunal Supremo, parece que los demócratas no cederán y no habrá acuerdo hasta después de las elecciones de noviembre. De esta forma, el principal catalizador positivo de corto plazo para los mercados, un paquete fiscal que oscilaría entre 1,5 billones ofrecidos por Trump y los 2,2 billones de Pelosi, se retrasará algunas semanas.
Otro punto importante que apoya la tesis de que no nos encontramos ante un cambio de tendencia es el oro: lejos de comportarse como un activo refugio y, después de acumular una revalorización del 23% desde comienzos de año, cede un 10% en los últimos días. ¿No será que los inversores toman beneficios en lo que ha ido bien, lejos de presagiar malos tiempos?
A la espera de los nuevos estímulos que se retrasan, con los que las autoridades terminarán comprando más tiempo hasta que venga la deseada vacuna, la volatilidad de las próximas semanas generará una oportunidad de compra. No desaprovechemos este alto en el camino de la recuperación.
Joan Bonet Majó es Director de Estrategia de Mercados de Banca March
Artículo publicado en El País