No es el año 2008 para los bancos europeos
26 marzo 2023 Categoría: Tribunas opinión
En lo que parece un retorno a los fantasmas del pasado, no podíamos imaginar hace tan solo tres semanas que, tras la pesadilla de la crisis financiera sobrevenida en 2008 y la posterior catarsis del sistema financiero, este volvería a tener en vilo a los accionistas, bonistas y clientes. Y es que el actual proceso de elevada inflación, que ha forzado a los Bancos Centrales a una agresiva retirada de estímulos, ha destapado de nuevo las fragilidades del sistema.
La punta del iceberg se situó de nuevo en EE.UU., con la quiebra de tres bancos regionales. La relajación de requisitos contables en 2019 para su banca regional en donde, a efectos del cálculo del capital regulatorio, la ley les permite excluir las pérdidas no realizadas de los activos de su balance computados como disponibles para la venta, ha probado ser perjudicial. El resultado, pérdidas bursátiles de doscientos mil millones en marzo para el sector estadounidense.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
Casualidad o no, la preocupación en torno a los bancos de EE.UU. se trasladaba a Suiza, con el rescate de Credit Suisse por la también helvética UBS. Era la crónica de un rescate anunciado para la entidad fundada en 1856 e indemne de la crisis de 2008 si pensamos en el cúmulo de desaciertos en su gestión, con pérdidas acumuladas de 9.000 millones en dos años, y los escándalos reputacionales. Se colocó además inesperadamente al bonista de alto riesgo —propietarios de bonos convertibles del banco— por detrás del accionista, que ha recuperado parte del dinero. El regulador suizo defiende la operación, pero la lucha judicial está servida.
A la vista de lo acontecido, los bancos de la eurozona se miran de reojo por si alguna entidad engrosa este club no deseado. Sus cotizaciones también sufren, pero menos que en EE.UU. y, pese a lo ocurrido, siguen en positivo en el año y recuperan un 25% desde mínimos de octubre.
Y es que el BCE, al igual que la Fed, ha salido a la palestra en pos de la estabilidad financiera, anunciando que la liquidez seguirá a disposición del sistema y también el orden de prelación establecido —primero los bonos, luego las acciones— en caso de que las cosas se tuerzan. El espaldarazo era doble tras reiterar su visto bueno a la ambiciosa política sectorial de retribución al accionista, con un pay-out del 51% en media, atractivo a la par que tranquilizador.
Y es que, frente a crisis anteriores, el sector financiero europeo cuenta con unos niveles de capitalización nunca vistos, 400 puntos básicos de media por encima de los requisitos mínimos regulatorios —Tier1 16,1% en 2022 vs 8,3% en 2008—. También cuenta con atractivas valoraciones, cotizando a descuento del 40% vs habitual 20% de media con el EuroStoxx 50. Aunque el sector se enfrente a alzas en el coste del capital, esperamos que la tendencia positiva de resultados continúe. Y la mencionada distribución de dividendos supondrá un récord histórico en próximos ejercicios.
La rapidez en la respuesta de los gobiernos y reguladores vista en los últimos días a ambos lados del Atlántico reduce el riesgo de una crisis sistémica. Con todo, no se puede descartar que la actual crisis de confianza y las turbulencias en los mercados puedan todavía prolongarse, mientras se comprueba si hay otras entidades que necesitan ser rescatadas.
Creemos que la posición de capital y la calidad de los activos del sector en Europa son muy sólidas, y que la situación vivida en 2008 nada tiene que ver con la actual. Con todo, queda claro que los recientes acontecimientos implicarán un encarecimiento del crédito y el deterioro de las condiciones financieras, que incrementan el riesgo de que se produzca un aterrizaje brusco de la economía. El tiempo nos dirá si esta vez es realmente diferente para los bancos europeos.
Artículo publicado en ABC.