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Más potencial para el dólar en el comienzo de año

21 marzo 2021 Categoría: Tribunas opinión

En el complicado mundo de las divisas, si algo enseña la experiencia que nos da el paso del tiempo es que los factores, a favor y en contra, que basculan en torno a la evolución de una moneda pueden y suelen cambiar con rapidez.

Y para muestra un botón. El año 2020 finalizaba con el posicionamiento en contra del dólar en zona de máximos. La tendencia proseguía en los primeros días de enero, antes de producirse el control demócrata sobre el Senado, con record de posiciones extremas en el mercado de derivados que enviaba al dólar a mínimos de varios años, hasta los 1,235 dólares por euro. El desbloqueo en las negociaciones para un nuevo paquete de estímulos, tras la llegada de Biden a la Casa Blanca, y la debilidad de las cuentas públicas estadounidenses -el déficit público para el año fiscal 2021 rondará el 15% del PIB- eran motivos en contra del dólar.

También lo eran la cierta pérdida de atractivo en su condición de activo refugio, tras la esperanza que suponía para la economía las vacunas que llegaban al mercado, pero sobre todo el esfuerzo de la Reserva Federal por mantener los tipos de interés bajos, mediante la compra de bonos y una política monetaria laxa.

A pesar de estos sólidos argumentos, en el corto plazo el dólar ha ganado terreno apreciándose hasta niveles de 1,193 dólares por euro. Ahora se impone el diferencial de crecimiento favorable a EE.UU. frente a Europa, confirmado esta misma semana por la Fed con su actualización de previsiones. Y es que su nueva estimación de PIB para EE.UU. en 2021 se eleva al 6,5%, comparado con el 4,2% de diciembre y el 3,7% esperado para la Unión Europea. Esta brecha entre ambos bloques es producto, a nuestro juicio, de un mayor y más ágil apoyo gubernamental a la economía estadounidense, tras la crisis sanitaria, y por el positivo avance del proceso de vacunación, con expectativa de tener el 100% de la población vacunada ya en julio.

 Asistimos así a una nueva visión, en la que los mercados parecen dejar de lado la ingente oferta de dólares en el sistema y focalizan su atención en el ritmo de crecimiento que vendrá una vez superada la pandemia. En este arranque de año, además, el buen comportamiento del dólar se sitúa en sintonía con nuevos avances de las bolsas, fenómeno que reactiva la temática del “excepcionalismo estadounidense”. Bajo esta premisa, toma relevancia el papel protagonista de EE.UU. en el sistema financiero global, hecho que permite un buen comportamiento del dólar en momentos como el actual, en los que el crecimiento de EE.UU. supera al resto, justificando la entrada de fondos en el país e incrementando así el atractivo del dólar.

El dilema está servido y el inversor, a la hora de acertar hacia dónde se irá el dólar, deberá elegir entre la fortaleza que ofrece el diferencial de crecimiento o la debilidad que otorga la creciente deuda del país, que impida a futuro la puesta en marcha de nuevas políticas de estímulo. Nosotros nos decantamos por que en el corto plazo el dólar continuará con sus recientes subidas, con un objetivo de 1,16 dólares por euro. En este sentido, se recomienda reducir coberturas y aprovechar las caídas del dólar para adoptar posiciones, esperando nuevos avances.

Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

Artículo publicado en La Vanguardia

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