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Mantener firme el timón

10 octubre 2021 Categoría: Tribunas opinión

La economía global se ha adentrado en una fase del ciclo más madura y la incertidumbre reaparece. El escenario actual es, sin duda, complejo: tras la inusual recesión del año pasado y después de atravesar el mayor crecimiento mundial de las últimas cinco décadas, la inflación y una potencial crisis energética surgen como los riesgos dentro de los escenarios a los que nos habíamos desacostumbrado a navegar.

Es precisamente en este entorno, donde comenzará esta semana la temporada de publicación de resultados empresariales. En esta ocasión, las compañías no sólo tendrán que rendir cuentas sobre la marcha de su actividad, sino que únicamente saldrán premiadas aquellas que consigan disipar las dudas sobre la fortaleza de los márgenes de sus negocios.


Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

La buena evolución de los beneficios empresariales ha sido uno de los innegables motores de las revalorizaciones pero, en este tercer trimestre, la base de comparación ya no será tan fácil. El buen tono de fondo de los resultados empresariales se mantendrá y, como ejemplo, para la bolsa estadounidense se espera un crecimiento de los beneficios del 28% frente al mismo periodo del año pasado, lo que supondría el tercer mayor incremento de los beneficios desde 2010, aunque lejos de la subida del 96% del pasado trimestre. Otro indicador difícilmente repetible será los espectaculares ratios de sorpresas positivas: en el segundo trimestre, más del 87% de las empresas del S&P 500 batieron las previsiones, cuando el promedio histórico se encuentra en 65%.

Pero el punto decisivo estará en la evolución de los márgenes y el efecto de la subida de los costes de producción. Actualmente, los márgenes operativos de las empresas del S&P 500 se encuentran en máximos históricos y con cifras a nivel agregado superiores al 14%. Sin embargo, el número de empresas “preocupadas” por la inflación ha ido en aumento y cerca del 50% de las compañías del S&P 500 ya lo mencionaron en el segundo trimestre. Esperamos un descenso moderado de los márgenes operativos hasta el 12%, niveles similares al promedio de los últimos veinte años y que previsiblemente sería bien acogido por las bolsas, al diluir los temores de una caída repentina de los beneficios debido a los mayores costes y menor dinamismo de las ventas que se anticipan para los próximos meses.

Entramos en una nueva fase en la que el crecimiento económico experimentará un menor ritmo y la volatilidad se incrementará. Prepararnos para esta situación no será fácil y tendremos que mantener firme el timón. Creemos que la forma más apropiada será mantener los niveles de inversión, pero adecuando la exposición sectorial. Así, frente al impulso que los sectores más cíclicos demostraron en la primera parte del año, favorecemos ahora un posicionamiento más equilibrado, con mayor exposición a empresas del sector salud frente a consumo discrecional.

Además, con costes energéticos y de las materias primas al alza, gana atractivo invertir en compañías con capacidad de fijar precios o cuyos negocios están menos expuestos a estos factores. En este punto particular, un mix de empresas tecnológicas con elevados márgenes y del sector financiero (que se beneficiarían de una subida de los tipos de interés) pensamos que permitirá diversificar riesgos y navegar adecuadamente estas incertidumbres.

Artículo publicado en ABC

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