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Los alquileres que nadie paga

14 mayo 2023 Categoría: Tribunas opinión

 

Últimamente, parece que la evolución de la inflación de alquileres en Estados Unidos no nos deja dormir mucho, pero ¿sabían que su medición se hace en base a unos alquileres por los que realmente nadie paga? Esta peculiaridad se debe a que uno de los principales componentes del IPC estadounidense –pesa más del 30%– son los denominados “alquileres imputados al propietario”, que se miden a través de una encuesta donde se pregunta al propietario por el importe que exigiría para alquilar su vivienda.

Esta misma semana conocimos nuevos datos que confirmaron que, aunque lejos del objetivo, la inflación sigue bajando en Estados Unidos. Con abril, son ya diez meses consecutivos de moderación y el IPC se sitúa en +4,9%. Por primera vez desde mayo de 2021 por debajo del +5%. Pero más allá del dato, el foco lo debemos poner en los componentes y ahí es donde el efecto de los alquileres imputados fue desproporcionado: con un crecimiento del +8,1%, explicó más del 50% de la inflación, siendo su mayor contribuidor.

Una fuerte escalada de los precios de los alquileres en el IPC, que coincide con un sector inmobiliario estadounidense que lleva meses en contracción, y donde los precios de la vivienda de segunda mano caen a ritmos del -1%. Una divergencia que deberá corregirse a partir de la segunda mitad del año, cuando estas encuestas se actualicen y se acerquen más a la realidad que muestran otros indicadores del mercado inmobiliario. Un factor que permitirá que la inflación continúe moderándose.

Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

Sin embargo, aquí en Europa el problema es muy diferente y se centra en unos precios que todos pagamos a diario: los alimentos. En la zona euro, el 1T cerró con precios de los alimentos en máximos y son el componente que sigue registrando las tasas de crecimiento más elevadas. Una situación que dista de lo visto en otras regiones, como Estados Unidos, donde los máximos han quedado atrás hace ya nueve meses.

Varios factores están empujando este comportamiento en Europa, entre ellos, la caída de las cosechas debido a la sequía, así como la mayor dependencia de la región de las exportaciones desde Ucrania. De cara a los próximos meses, la nota más alentadora es que los precios de los alimentos en origen ya han marcado techo, lo que debería permitir frenar el incremento de la inflación de alimentos. Asimismo, y aunque las caídas recientes de los costes energéticos y de los fertilizantes no han deshecho la enorme escalada del pasado año, pensamos que esta evolución debería también quitar presión en el precio de los alimentos.

Los vientos inflacionistas están amainando. De la mano de unas cadenas de suministro menos congestionadas, pero, sobre todo, por el efecto escalón de los menores costes energéticos, los temores a una espiral inflacionista del año pasado se han diluido. Aunque seguimos convencidos de que esta moderación no será lineal y que por el camino tendremos sorpresas negativas, los datos están confirmando que el techo de la subida de los precios al consumo ha quedado atrás.

En los mercados financieros, esto permitirá que los Bancos Centrales comiencen a frenar las agresivas subidas de tipos oficiales, lo que incrementa el atractivo de la compra de renta fija, sobre todo en la deuda de mayor calidad crediticia.

Artículo publicado en ABC en La Vanguradia.

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