La singularidad japonesa
10 marzo 2024 Categoría: Tribunas opinión
Japón es diferente. No deja de sorprender que la nación más tecnificada del mundo siga al mismo tiempo manteniendo un férreo tradicionalismo burocrático. Una manera de afrontar la realidad que se ha traducido en lo económico en una política monetaria muchas veces alejada de la ortodoxia.
Por ejemplo, tras la crisis financiera, el Banco de Japón fue un paso más allá que la Fed y el BCE, incluyendo en su paquete de estímulos la compra de fondos cotizados de acciones (ETF), en busca de reducir el coste de los fondos propios e impulsar el crecimiento. Una situación que le ha llevado a acumular 470.000 millones de dólares en su balance (cerca del 80% de los ETF referenciados al país).
Más cercana en el tiempo fue la reacción al shock inflacionario global, muy alejada a la ofrecida por la Fed o el BCE. Mientras Estados Unidos y Europa vivían la subida de tipos más rápida de los últimos cuarenta años, el Banco de Japón celebraba la vuelta de la inflación y mantuvo los tipos en negativo.
Ahora, las dudas vienen principalmente por el crecimiento (el país asiático entró en recesión el año pasado) y la sostenibilidad de la inflación, en niveles cercanos al 2%. Por ello, Kazuo Ueda, Gobernador del Banco de Japón, apuntó que necesitaría ver unos salarios creciendo por encima de la inflación para subir tipos. Actualmente, los datos indican que los sueldos crecieron a ritmos del 2% en enero, lo que sería insuficiente ante una inflación del 2,2%. Sin embargo, los sindicatos están negociando las condiciones laborales para el inicio del nuevo año fiscal, en un proceso conocido como “shunto”. El mayor sindicato de Japón pedirá una subida del 5,8% a partir de abril, la más alta en 30 años. Los resultados de la negociación se conocerán el 15 de marzo, a cuatro días de la reunión de la institución monetaria. Por ello, los futuros asignan un 80% de probabilidades a que el Banco de Japón subirá tipos en la próxima reunión, por primera vez desde 2007. La referencia oficial se elevará hasta el 0%, lo que significará dejar atrás los tipos negativos y marcará el primer paso hasta niveles esperados del 0,3% a finales de año.
A pesar de los cambios, la nación asiática sigue afrontando grandes retos demográficos. En este sentido, los fallecimientos duplicaron el número de nacimientos en 2023. Asimismo, el vibrante comportamiento bursátil afronta nuevos vientos de cara, ya que muchas de las compañías del sector industrial que han alimentado el rally del Topix (contribuyendo con un cuarto de los avances desde 2023) se verán penalizadas por la fortaleza del yen ante la exposición de sus ventas al exterior. Además, cabe recordar que es la nación más endeudada del mundo, con una deuda que triplica su PIB.
Las autoridades monetarias japonesas han necesitado 10 años de estímulos poco ortodoxos para devolver la inflación al 2%. No obstante, el giro depende de que la afamada burocracia japonesa consiga una mejora salarial suficiente para estimular la demanda interna. Sin esto, la longeva singularidad nipona se prolongará.
Artículo publicado en ABC.