La “normal normalización” de la Fed
04 julio 2021 Categoría: Tribunas opinión
El ser humano suele sentirse seguro y andar con paso firme cuando percibe que todo “está controlado”. Es un ejercicio constante que realizamos, consistente en procurar que nuestros planes lleguen a buen puerto siguiendo el guion previsto. Así, cuando algo se tuerce y ocurre un evento no esperado, la incertidumbre en torno al desenlace de la situación nos estresa al no ser algo que entraba en nuestros planes.
Trasladando la psique humana al mundo de los mercados —estos a la postre están formados por personas—, toma relevancia abordar los últimos pasos de la Reserva Federal que, en su última reunión de junio, sorprendía a los mercados con un tono algo más agresivo de lo previsto.
En concreto, la autoridad monetaria se decidía, por fin, a debatir la retirada gradual de las compras de activos —el famoso tapering, en inglés— y la previsión de la futura subida de tipos, aunque todavía lejana, se adelantaba de forma considerable.
Varios fueron los puntos a destacar de la reunión. De un lado, el famoso diagrama de puntos del Comité Federal de Mercado Abierto, en donde sus gobernadores esperan ahora que las dos primeras subidas de tipos de interés se produzcan a finales de 2023, modificando las previsiones de marzo que apuntaban a tipos oficiales sin cambios hasta 2024. Ahora incluso se ha incrementado el número de banqueros, hasta siete, que esperan que el precio del dinero comience a subir ya el año que viene.
Por otra parte, su presidente, Jerome Powell, se mostraba muy confiado con la recuperación del mercado laboral pero más relevante, si cabe, fue su comentario en torno a una demanda “muy muy fuerte y los ingresos, altos”, dejando entrever una preocupación por los precios hasta ahora no apreciada por los mercados. Este mensaje se vería posteriormente reforzado con comentarios de otros miembros de la Fed, como James B. Bullard, gobernador de la Reserva Federal de San Luis, uno de los que esperan que los tipos suban el año próximo.
La conclusión más lógica de lo descrito es que, tras el estrés inicial de un evento que no entraba en sus planes, los mercados comienzan a tomar en serio el potencial inicio de la retirada de estímulos. Nuestra percepción es que entre finales de agosto, con ocasión del foro de bancos centrales de Jackson Hole, y la reunión de septiembre a la vuelta del verano, la Fed anunciará, ya de forma oficial, la reducción de su programa de compras. Será una medida, no obstante, cuya aplicación efectiva no se iniciaría hasta comienzos del año próximo.
El modo más saludable de vivir la incertidumbre es aceptarla y, aunque todavía tarden en subir, la creencia de que nos encaminamos a una etapa de tipos más altos será la nueva normalidad. Tipos al alza que llegarán por la clara percepción de mejora económica pero que seguirán, en cualquier caso, por debajo de su media histórica. Este hecho, unido a los amplios niveles de liquidez y a la expectativa de nuevas revisiones al alza de los beneficios empresariales, permitirá a las bolsas lidiar con el previsible incremento de la volatilidad y la menor linealidad esperada en su camino hacia nuevas cotas.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
Artículo publicado en La Vanguardia