Hace falta tiempo
21 noviembre 2021 Categoría: Tribunas opinión
A medida que nos acercamos al tramo final del año, se va confirmando que la recuperación económica avanza, pero que está perdiendo intensidad.
Sin embargo, los motivos de esta pérdida de dinamismo no se encuentran en un deterioro de la demanda, y prueba de ello son las últimas cifras de consumo en las principales potencias mundiales: la celebración del “Día del Soltero” en China (el mayor evento de e-commerce del mundo) se ha saldado con un nuevo record en ventas de Alibaba, al alcanzar esta empresa transacciones por valor de 85.000 M$ y un crecimiento del +8,5% interanual.
Por su parte, en Estados Unidos los consumidores ya están listos para las festividades y las expectativas son alentadoras: el próximo jueves celebrarán el Día de Acción de Gracias, antesala del pistoletazo de salida de la campaña navideña (“Black Friday”).
Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
La recuperación del empleo pero, sobre todo, los fuertes estímulos fiscales y el ahorro forzoso de los confinamientos son factores que han permitido mantener la renta disponible de los hogares a pesar de la crisis. En este contexto, estimamos que existe un “exceso de ahorro” de al menos 2,6 billones de dólares, lo que equivale al 12% del PIB estadounidense. Una elevada cantidad de ahorro disponible que pensamos permitirá que el consumo privado actúe como motor del crecimiento en los próximos meses.
Frente a estas positivas cifras, los riesgos a una mayor desaceleración mundial provienen ahora de la oferta, que por primera vez en mucho tiempo está siendo incapaz de responder a tiempo al incremento de la demanda.
Los cuellos de botella en muchos bienes intermedios y las dificultades en el transporte marítimo están provocando parones en la producción y restringen la capacidad del comercio mundial. Gran parte de estos desequilibrios son una consecuencia de la singularidad de la pandemia y por ello todavía es difícil anticipar cuándo pueden ir desapareciendo. Dado que más del 80% del comercio mundial utiliza la vía marítima para distribuir sus productos, la actual congestión de los puertos está poniendo en entredicho las cadenas de producción integradas y algunas empresas comienzan a replantear su sistema de inventarios (“Just In Time”), optando ahora por la cercanía de los suministros a pesar de los mayores costes, aumentando así el riesgo de repuntes de la inflación.
Desde nuestro punto de vista, todavía no hemos alcanzado el techo de la subida de la inflación, pero deberíamos estar cerca. Lo más previsible es que la oferta vaya desplazándose gradualmente hasta responder al aumento de la demanda. Además, una vez termine el invierno y la demanda de energía descienda, también esperamos ver un freno en la subida de los costes energéticos, lo que permitirá que la inflación comience a moderarse.
Mientras esto ocurre, debemos prepararnos para una mayor volatilidad en las bolsas a la espera de confirmarse este escenario. El discurso sobre la “temporalidad” de la inflación volverá a ser cuestionado en los próximos meses y hará falta tiempo hasta que las dinámicas más estructurales –como el envejecimiento de la población y el avance de la tecnología– vuelvan a actuar de freno sobre la inflación.
Artículo publicado en ABC