Fugaz vuelta al pasado en la City 12 febrero 2023 Categoría: Tribunas opinión En la madrugada del pasado 31 de enero, varios de los clientes de la firma de automatización de operativa en derivados, ION Trading, reportaron tener problemas en la actualización de las hojas de cálculo en las que hacen el seguimiento de sus operaciones. Poco tiempo después, la empresa reconoció que sus principales servidores habían sido secuestrados y que el grupo de ciberdelincuentes ruso Lockbit se había atribuido la sustracción. El bloqueo de los sistemas imposibilitó el procesamiento y la confirmación de miles de operaciones de derivados. Sin ellos, los clientes afectados no podían controlar los límites de apalancamiento y riesgo, ni cumplir con las obligaciones regulatorias y, más importante aún, no podía realizarse el flujo normal de cobros y pagos. Dada la gravedad de la situación, los operadores más veteranos de las compañías perjudicadas tomaron las riendas e indicaron a los más jóvenes cómo procesar ordenes de manera manual, con el fin de rebajar el volumen de operaciones pendientes, volviendo, por unos días, 30 años atrás. Luis Coello Paredes, Analista en Banca March Aunque la ciberdelincuencia y los viajes en el tiempo parecen los ingredientes de una estimulante novela de ciencia ficción, son una auténtica realidad cotidiana en nuestros días. La transversalidad de la economía digital, que ya supone directamente más de un 10% del PIB estadounidense, y un trasvase de los flujos de trabajo del mundo físico a la nube, hacen que la seguridad informática tome un rol clave en el funcionamiento corporativo. Por ello, las mayores empresas de ciberseguridad a nivel global esperan aumentar sus ventas a ritmos anuales del 12% en productos relacionados con la seguridad en la nube. Asimismo, el peso de la inversión en ciberseguridad dentro de los presupuestos corporativos de tecnología seguirá aumentando y pasará del 41% al 45% en 2026, una partida que crece 3 puntos más que el resto del presupuesto. Todo un esfuerzo para crear un escudo frente a las crecientes amenazas cibernéticas. Según datos de Kaspersky, solo en los 10 primeros meses de 2022 ya se habían doblado el número de secuestros de datos con respecto a 2021. Además, los ataques siguen enfocándose principalmente en aquellas industrias que custodian datos sensibles, como los servicios financieros o el sector sanitario. En promedio, se contabiliza que cada brecha abierta tiene un coste para las compañías afectadas de alrededor de 4,3 millones de dólares. Por su parte, el coste reputacional para ION Trading es incalculable ya que se ha producido una mancha en el altamente competitivo negocio de los servicios financieros. Aunque las buenas noticias son que, al momento de escribir estas líneas, la compañía está restableciendo el servicio y que el resto del sector y el regulador inglés han tomado nota de la gravedad de la situación. Tras el incidente, lo único cierto es que las verdaderas vencedoras vuelven a ser las empresas de ciberseguridad. Artículo publicado en ABC.