Esperanza y grandes retos para 2021
10 enero 2021 Categoría: Tribunas opinión
No será antes de 2022 cuando logremos recuperar niveles de PIB previos a la pandemia.
Comenzamos un año con esperanzas renovadas en forma de vacuna. Una vez logrado este hito, y de la mano de la medicina, todos ansiamos que 2021 sea el ejercicio en el cual podamos celebrar el final de la pandemia.
En el terreno económico, nuestras perspectivas se basan en el supuesto de que el proceso de vacunación será efectivo. Asumiendo los pronósticos de producción y distribución de vacunas, a partir de mediados del año habríamos logrado en los países desarrollados niveles elevados de inmunidad de la población, lo que permitiría alcanzar la ansiada “reapertura” económica.
Con esto en mente, y tras la fuerte recesión del año pasado, estimamos que en 2021 la actividad se recuperará y el PIB mundial registrará un crecimiento por encima del +5%. Estas expectativas nos llevan a situar a comienzos del tercer trimestre el momento en el cual la economía mundial volvería a niveles de PIB previos a la pandemia, dando así por confirmada la recuperación.
En el caso de España, el ritmo de reactivación es más incierto. La recesión fue de las más intensas a nivel mundial y la importancia del sector turístico hace temer una salida lenta de la crisis: no será antes de 2022 cuando logremos recuperar niveles de PIB previos a la pandemia.
Es en este contexto, la política económica y en particular los fondos de ayuda europeos (NextGenEU) cobrarán especial protagonismo este año. El programa NGEU es una herramienta única y un paso al frente en la convergencia europea. Queda ahora no desaprovechar esta oportunidad y lograr maximizar los efectos sobre la transformación digital y ecológica de nuestra economía.
Aunque todavía no se conoce la información completa del uso que se pretende realizar de estos fondos, los PGE recogen la llegada ya en 2021 del 77% de los fondos disponibles para este año (un 2,2% del PIB). Sin embargo, históricamente la absorción de los fondos europeos en la economía española suele ser más gradual: según el Banco de España, de media se usan solamente el 30% en el primer año, debido en gran parte a cuellos de botella en la necesaria aprobación de los proyectos.
Por ello, una de las principales incógnitas en el dibujo del escenario macroeconómico de España será el impulso que finalmente tendrá este programa. Nos inclinamos por ser cautos y pensar que la absorción se quedará entre el 50%-60% de los fondos disponibles este primer año. Además, el multiplicador fiscal no será superior a 1x, dado que los proyectos ligados a reformas estructurales e inversión tardarán más en permeabilizar en la economía y que gran parte de estos primeros fondos se destinarán a partidas de gasto corriente. Esta circunstancia nos permite situar el potencial impulso directo de estos fondos en 1,5 p.p. del PIB, lo que elevaría el crecimiento este año hasta el +6,5%.
Lograr una correcta asignación de estos fondos será fundamental para alcanzar una senda de recuperación más sostenida a partir del verano. En los próximos meses nos enfrentaremos a grandes retos, pero ahora cargados con la esperanza de que la llegada de la vacuna y de los fondos europeos puedan ser dinamizadores de la actividad económica.
Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
Artículo publicado en ABC