El valor de lo intangible
13 febrero 2022 Categoría: Tribunas opinión
Desde que se inventase la contabilidad de doble entrada, allá por el siglo XIV en el norte de Italia, el valor de los activos de un negocio se reflejaba de manera bastante fiel en los libros de contabilidad. Sin embargo, con la llegada de la economía del conocimiento hemos visto como el valor de mercado de las empresas supera con creces su valoración contable. Por ejemplo, el 90% del valor de mercado del S&P 500 en 2020 se atribuye a bienes intangibles, no reflejados en balance, mientras que en 1985 apenas alcanzaba el 32%. Esto se puede apreciar claramente en negocios de éxito como Google, Facebook o Microsoft, cuyos principales activos son el conocimiento de sus trabajadores, su imagen de marca o la propiedad intelectual que han conseguido desarrollar. Todos ellos son elementos esencialmente inmateriales.
A través de la contabilidad nacional de los principales países occidentales se aprecia cómo lo intangible lleva ganando peso en la economía desde los noventa: la cuota de inversión en bienes inmateriales con respecto al total de inversión ha crecido constantemente desde 1995, solamente contenida temporalmente por la crisis financiera de 2008, y representó cerca del 30% en 2020.
El éxito de la inversión en elementos inmateriales se debe a que es una palanca muy importante para alcanzar un crecimiento diferencial. Si observamos el comportamiento de las ventas de empresas del Russell 3000 desde 1984 –el índice más amplio de empresas cotizadas en Estados Unidos– podemos observar que los ingresos de las compañías en sectores donde lo intangible tiene un mayor peso, como en salud o tecnología, crecieron de media un 12% y un 9% anualizado respectivamente, en cambio, las ventas de empresas de sectores con mayor intensidad en el capital físico como las del sector manufacturero crecieron de media un 6%.
Luis Coello Paredes, Analista en Banca March
En el mismo sentido apuntan los beneficios, que en el caso del sector tecnológico se han multiplicado por catorce veces desde 1995, mientras que las ganancias del sector de servicios públicos, con una fuerte presencia de capital físico, solamente se han multiplicado por dos.
Este crecimiento diferencial se debe a que los productos que ofrecen este tipo de empresas suelen tener una gran escalabilidad, es decir, una vez producidos pueden ser distribuidos fácilmente a un gran número de usuarios. Pensemos en un programa de software o una red social, productos que explotan una idea y requieren poca inversión física por usuario.
Seguramente, el sistema de contabilidad de doble entrada seguirá entre nosotros durante mucho tiempo, siendo una muestra de cómo la innovación puede trascender el tiempo. La evidencia indica que los sectores y compañías con fuertes inversiones en bienes inmateriales crecen más que el resto y que esto es una tendencia secular que envuelve a la tecnología. El movimiento de los tipos de interés de los últimos días han ajustado la valoración de las empresas tecnológicas y seguramente lo seguirá haciendo los próximos meses, pero más allá de elementos temporales, nosotros seguimos confiando en el valor de lo intangible.
Artículo publicado en ABC.