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El petróleo, en el punto de mira

05 mayo 2024 Categoría: Tribunas opinión

 

Tras varios meses convulsos en Oriente Próximo, la cotización del crudo rebasaba a comienzos de abril los 90 dólares/barril. Desde entonces, una tensa calma permite iniciar mayo en 83 dólares, -9% desde máximos recientes y en niveles mínimos no vistos desde febrero. Siguen siendo, no obstante, niveles de cotización elevados, que no despejan las dudas en torno a una potencial escasez de suministro si el conflicto se extiende. Y hacen temer a la vez un nuevo repunte de la inflación y su posible impacto en la economía global, hasta ahora resiliente. 

Estas condiciones económicas mejores de lo previsto, vistas en grandes países consumidores de energía como Estados Unidos, ayudaron a impulsar nuevos máximos en la demanda mundial de petróleo en 2023. Así lo confirmaba la Agencia Internacional de la Energía (AIE), tras anunciar una demanda global de crudo, incluidos biocombustibles, de 102,2 millones de barriles por día en el ejercicio pasado.

Hay más incertidumbre con China, el mayor importador mundial el año pasado con 11,3 millones de barriles diarios, cuya economía lanza tímidos destellos de recuperación. Pese a las dudas, creemos que el país aprovechará para seguir incrementando sus deficitarias reservas estratégicas, comprando petróleo ruso a descuento. Mantiene, además, un consumo robusto en sectores intensivos en el uso de crudo como son el transporte y el petroquímico.

Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategias de Mercados de Banca March

Con una demanda previsiblemente sostenida, el foco recae en la oferta. La presión de Arabia Saudí —líder mundial de exportación y reservas de crudo— y Rusia para restringir el suministro supuso, en 2023, una importante retirada súbita de barriles del mercado. La presión sobre la oferta por parte de ambas naciones continúa, tras decidir ambos extender al menos hasta junio los recortes de producción y exportación de crudo iniciados hace ahora un año, en total 1,5 millones de barriles diarios menos —1 millón Arabia y el resto Rusia—. Las previsiones de déficit de oferta de crudo, por tanto, se mantienen.

En paralelo, la producción en EE.UU., líder mundial en 2023 con 12,9 millones de barriles diarios, podría descender tras detectarse importantes caídas en la actividad de perforación, en concreto, la asociada al crudo de esquisto. Y es que, pese a su resiliencia económica, el menor nivel de inversiones previsto y la cotización actual del brent, elevado pero que no supera umbrales de rentabilidad más exigentes en determinadas regiones del país, jugarían en contra.   

El tercer vértice del triángulo lo compone un todavía bajo nivel global de inventarios, que ha mostrado en el pasado una correlación inversa frente al precio del crudo. EE.UU. cuenta además con un nivel de reservas estratégicas en mínimos de 40 años, tras su uso intensivo desde 2022 buscando apuntalar los precios y con ello la recuperación económica.

Una demanda resiliente, una oferta menguante y un nivel de inventarios por debajo de la media: es la combinación actual, un frágil equilibrio que ha permitido al oro negro aproximarse a la barrera de los 100 dólares/barril. A la disparidad de intereses entre los principales productores, con la capacidad ociosa de la OPEP en máximos desde la covid, de 6,6 millones de barriles/día y acuerdos temporales sometidos a súbitos cambios geopolíticos, se une la necesidad de evitar la ralentización económica para sostener la demanda. Un dilema que no impedirá ver, pese al retroceso reciente, precios altos del crudo en los próximos meses.

Artículo publicado en La Vanguardia

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