El metaverso: la maldición de un universo lejano
13 noviembre 2022 Categoría: Tribunas opinión
Decía el escritor y profesor Isaac Asimov que la valentía es la filosofía de vida que consigue que las dificultades se desvanezcan. Esta es probablemente la idea, sobre todo reciente, que ronda la mente de Mark Zuckerberg en su obsesión por sacar adelante el proyecto del metaverso.
Y es que para el máximo directivo de Meta Platforms, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, el metaverso aspira a liderar ese espacio de encuentro entre lo real y lo virtual, un entorno en el que se impondrá la interacción económica y social, a través de avatares —la proyección del usuario que accede al metaverso—, y en el que dominarán aspectos como la interactividad y la eliminación de barreras físicas.
En los últimos meses, no obstante, Zuckerberg se enfrenta por primera vez en los 18 años de vida de la compañía a un terreno desconocido, que incluye gestionar la delgada línea que separa el descontento del inversor por su caída bursátil (-67% en lo que va de año) y su obsesión por sacar adelante un proyecto que requiere, a día de hoy, de importantes inversiones y fe.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
Y es que al directivo se le acumulan los problemas. La última publicación trimestral de resultados de Meta tuvo una nefasta acogida por el mercado al incluir caídas del beneficio neto e ingresos del 52% y 4%, respectivamente. La cifra de costes se incrementaba además en un 20% mientras que Reality Labs, la división de proyectos en la que se incluye el metaverso y la realidad virtual, registraba pérdidas cercanas a los 4.000 millones de dólares.
Por otro lado, los progresos presentados en pos del metaverso son tachados de decepcionantes. Es la conclusión de Connect, la conferencia anual de desarrolladores del grupo en la que no impresionó la mejora mostrada en el Meta Quest Pro, con avatares más expresivos y realistas, ni la del proyecto Quest 2, que incluyen unas gafas de realidad virtual defectuosas.
Ante la elevada dosis de malas noticias, y con vistas a apaciguar a una comunidad inversora sedienta de disciplina fiscal, Meta ha anunciado que despedirá a 11.000 trabajadores, el 13% de su fuerza laboral. El menor empuje del ciclo y los ingresos publicitarios y la mayor competencia han pesado en la decisión. Algo, por otro lado, no extraño y en línea con los más de 200.000 despidos que acumulan grupos de tecnología y de startups en EE.UU. en casi tres años.
¿Será suficiente para calmar los ánimos? Difícilmente, teniendo en cuenta que no se ha mencionado un recorte de gastos asociado al metaverso —se estima que la plantilla asociada al proyecto seguirá creciendo—. Y es que, pese a la elevada capacidad de generación de caja del grupo, con 20.000 millones de dólares a nivel de flujo libre de caja anual, el mercado calcula que las pérdidas asociadas al proyecto han ido in crescendo, hasta 10.000 millones en lo que va de año y con previsión de que la partida aumente hasta 15.000 millones en 2023. ¿Tirados a la basura?
El plan de vida en la virtualidad no será cosa del mañana, de hecho, la compañía cree que los primeros resultados no llegarán hasta dentro de una década. Con una caja superior a los 40.000 millones de dólares, Zuckerberg apuesta por la transformación radical de Meta y pide tiempo. En la historia no abundan los genios resilientes en pos de su sueño. El tiempo nos dirá si Zuckerberg mantiene el foco en su apuesta por liderar esta nueva dimensión.
Artículo publicado en La Vanguardia.