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El hidrógeno verde: futuro prometedor no exento de obstáculos

05 marzo 2023 Categoría: Tribunas opinión

 

El año 2023 comenzaba con el acuerdo hispanofrancés para construir un gasoducto de hidrógeno entre Barcelona y Marsella, conocido como H2MeD. El pacto se encuadra dentro de la apuesta europea por reforzar la seguridad energética y avance en la transición hacia la neutralidad climática. Se espera así que el gasoducto funcione en 2030 y transporte, desde España, 2 millones de toneladas de hidrógeno verde al año, el 10% del hidrógeno consumido por la Unión Europea.

Pero comencemos por el principio: el hidrógeno verde no es una fuente de energía primaria y sí un vector energético, capaz de almacenar energía y liberarla posteriormente de forma controlada. Este se obtiene mediante la electrólisis del agua utilizando la electricidad obtenida de una fuente renovable como la eólica o la solar. Es este el tipo de hidrógeno interesante para el medioambiente, al proceder de energías renovables y que se compara con el gris, procedente de combustibles fósiles, el rosa, nuclear o el azul, obtenido a partir de gas natural.

Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

Pese a su futuro prometedor, el hidrógeno verde se enfrenta a barreras que dificultan su contribución total a la transformación energética, siendo su uso y producción a gran escala los dos principales problemas. Hay también retos de almacenamiento y transporte -por su baja densidad energética-, así como la falta de infraestructuras de producción.

A todo ello, se le une su mayor coste de producción, siendo hasta tres veces más caro que el hidrógeno gris. No podemos olvidarnos además del componente geoestratégico, puesto ahora de manifiesto con la rivalidad entre España, candidato a hacerse con el liderazgo europeo de producción de hidrógeno verde, y la apuesta rosa de Francia por ser potencial nuclear.

Polémicas de color aparte, el apoyo de la Unión Europea al hidrógeno verde se incrementa por momentos. El Acto Delegado del Hidrógeno, el marco normativo de la Comisión pendiente de ratificar por el Parlamento y los Estados, sienta las bases regulatorias de impulso a las infraestructuras energéticas. La U.E., que aspira en 2030 a producir en territorio comunitario 10 millones de toneladas, apuesta no sólo por invertir en instalaciones al anunciar una subasta por importe de 800 millones de euros, en otoño, para otorgar ayudas a la producción de hidrógeno.

Así, por primera vez, los productores recibirán una prima fija por kilogramo de hidrógeno verde producido en la próxima década, buscando cubrir costes de producción. La subasta, del que se conocerán más detalles en junio, se enmarca en el plan de ayudas estatales de la Comisión, por el que los Veintisiete utilizarán 225.000 millones en ayudas a energías renovables, tecnologías de descarbonización y medidas de eficiencia energética. Es la respuesta europea a la Ley de Reducción de la Inflación aprobada en EE.UU., que amenaza con deslocalizar inversiones.  

La descarbonización planetaria es el objetivo estrella a 2050. Para lograrlo, la descarbonización de un elemento como el hidrógeno, responsable hoy de más del 2% de las emisiones totales de CO2, a través del hidrógeno verde, se revela fundamental. Su versatilidad, capacidad de almacenaje y sostenibilidad total hacen soñar con el hidrógeno verde como pieza clave de la tan deseada neutralidad climática, aunque necesitará de la inequívoca iniciativa pública y privada.

Artículo publicado en ABC

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