El dilema del petróleo
24 septiembre 2023 Categoría: Tribunas opinión
Tras meses de relativa tregua, el barril de brent se ha disparado últimamente hasta superar los 93 dólares, +30% desde mínimos recientes y máximos de 10 meses. Este rebote, causado por las dudas en torno a una escasez de suministro, hace temer un nuevo repunte de la inflación y posible impacto en la economía global, que hasta ahora ha mostrado una importante resiliencia.
Estas condiciones económicas mejores de lo previsto, vistas en grandes países consumidores de energía como Estados Unidos, han ayudado a impulsar nuevos récords en la demanda mundial de petróleo en 2023. Así, la Agencia Internacional de la Energía espera que el mundo consuma una cifra sin precedentes, de 101,8 millones de barriles por día este año.
Hay más incertidumbre con China, el mayor importador mundial con 12 millones de barriles diarios, que no consigue revitalizar su economía tras finalizar su política de covid-cero. Pese a las dudas, creemos que el país aprovechará para seguir incrementando sus deficitarias reservas estratégicas, comprando petróleo ruso a descuento. Mantiene, además, un consumo robusto en sectores intensivos en el uso de crudo como son el transporte y el petroquímico.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategias de Mercados de Banca March
Pero más que en la demanda, el foco recae en esta ocasión en la oferta. La presión de Arabia Saudí -líder mundial de exportación y reservas de crudo- y Rusia para restringir el suministro ha supuesto una importante retirada súbita de barriles del mercado. En este sentido, la puntilla se anunciaba la semana pasada, cuando ambos decidían extender al menos hasta finales de año los recortes de producción y exportación de crudo iniciados en abril, 1,5 millones de barriles diarios menos. Esta medida ha acelerado las previsiones de déficit de oferta de crudo en el mercado en la última parte del año, que superará según la OPEP los 3 millones de barriles diarios.
En paralelo, la producción en EE.UU., líder mundial en 2022 con el 20% del total, podría descender tras detectarse importantes caídas en la actividad de perforación. Y es que, pese a su resiliencia, el retroceso esperado de la actividad económica redunda en menores inversiones, y al margen del nivel de precios actual que, si bien es elevado, no supera umbrales de rentabilidad más exigentes en determinadas regiones del país.
El tercer vértice del triángulo lo compone un bajo nivel global de inventarios, que ha mostrado en el pasado una correlación inversa frente al precio del crudo. A título de ejemplo, los inventarios son un 30% inferiores a lo habitual en EE.UU., que cuenta además con un nivel de reservas estratégicas un 50% por debajo de su media. Y es que, tras reducirlas hasta en un 40% en 2022 buscando apuntalar la recuperación económica, estas apenas se recuperan en 2023 y siguen en mínimos de 40 años.
Una demanda resiliente, una oferta menguante y bajos niveles de inventarios: esta es la formidable combinación actual, un frágil equilibrio de fuerzas que permite al oro negro aproximarse a la barrera de los 100$/barril. A la disparidad de intereses entre los principales productores, con acuerdos temporales sometidos a súbitos cambios geopolíticos, se une la necesidad de evitar la ralentización económica global para apuntalar la demanda. Es este un dilema que no impedirá ver precios altos del crudo en los próximos meses.
Artículo publicado en ABC