El difícil equilibrio verde
26 noviembre 2023 Categoría: Tribunas opinión
El mundo sigue avanzando en el camino de la transformación verde y una de las más recientes preocupaciones es la alta volatilidad que están sufriendo algunas de las materias primas claves en este proceso. Quizás, uno de las más esenciales y que peor comportamiento ha presentado recientemente es el litio.
Este material es el principal componente de la gran mayoría de baterías que se están usando en la electrificación del transporte. Aunque se trata de un metal particularmente profuso en la tierra –el 25º más abundante–, generalmente se encuentra combinado con otros elementos debido a que es muy reactivo. En consecuencia, construir una mina de litio requiere entre uno y dos años debido a la complejidad en los procesos de extracción, lo que suele generar tensiones entre la oferta y la demanda. Sin embargo, el reciente desacoplamiento ha provocado tsunamis en el precio, que ha pasado de multiplicarse por 15 veces entre 2021 y 2022 a reducirse un 77%.
Luis Fernando Coello es Analista de Banca March
Además de la decepción por la baja demanda tanto de China como de Estados Unidos, la extrema volatilidad viene dada por dos motivos:
El primero es que el tiempo de almacenamiento del metal sin tratar es limitado, lo que evita que los productores maniobren con el inventario para reducir la volatilidad.
El segundo es que cuenta con un mercado de derivados muy limitado fuera de China. El mercado de futuros para el tipo más común de litio empezó en Estados Unidos, de la mano de CME, hace apenas cuatro meses. Esto provoca que los volúmenes negociados no sean suficientes para cubrir los riesgos en el mercado físico, en una desproporción de treinta seis a uno.
No obstante, a largo plazo, las previsiones de crecimiento de la demanda (20% anual hasta 2030) siguen superando a las de la oferta. Las actuales estimaciones hablan de un fuerte déficit a partir de 2027 y, desde luego, los precios corrientes no incentivan a la creación de más oferta. Por ello, los bajos precios actuales no son representativos del largo plazo.
Aprovechando estas gangas, los fabricantes de vehículos eléctricos están abaratando sus precios, puesto que la batería supone entre el 30% y el 40% del coste de fabricación. A esto se le ha unido una decepcionante demanda en 2023 por parte del mercado estadounidense. Se estima que las ventas en el tercer trimestre han aumentado un 50% en términos interanuales, 25 puntos porcentuales menos que en 2021 y 2022, lo que está provocando retrasos en la nueva capacidad de fabricación, como anunciaron Ford o General Motors.
Quizás estemos atravesando el momento más oscuro de los último tres años para las mineras de litio y los fabricantes de coches eléctricos. Sin embargo, este desasosiego está generando consecuencias favorables. Una de ellas es la reducción en la diferencia de precios entre un coche eléctrico y un coche de combustión en Estados Unidos, que ha pasado del 35% a apenas un 5% en un año. En este caso, el inestable equilibrio verde está jugando a favor de los consumidores y, más importante, del medio ambiente.
Artículo publicado en ABC.