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El BCE se vuelve impaciente

12 marzo 2023 Categoría: Tribunas opinión

 

El objetivo de la mayoría de los Bancos Centrales a nivel global es velar por la estabilidad de precios. Sin embargo, la tolerancia ante potenciales desviaciones al alza de la inflación no es simétrica y, por tanto, sus reacciones para corregirlas tampoco lo son.

Una inflación persistentemente elevada entraña mayores riesgos de que la economía termine entrando en un escenario de “profecía autocumplida”, entendido como una pérdida de credibilidad y un “desanclaje” de las expectativas de inflación. Dicho de otra forma, si todos pensamos que la inflación va a subir mucho y se mantendrá alta, es probable que efectivamente esto termine pasando. Un temor que parece crecer en el seno de las principales autoridades monetarias ante un comienzo de año marcado por la resiliencia de la actividad, pero, sobre todo, por una inflación persistentemente elevada.

En la eurozona, el IPC de febrero fue un jarro de agua fría y confirmó que todavía queda trabajo por hacer en materia de subidas de tipos para el BCE. La tasa general se moderó una sola décima hasta +8,5%, mientras que la inflación subyacente (que excluye energía y alimentos) repuntó a nuevos máximos hasta +5,6%. La fortaleza de los componentes subyacentes confirmó que se han traspasado ya al conjunto de la cesta de la compra las tensiones inflacionistas: los precios de los bienes industriales no-energéticos repuntaron (+6,8%) y especialmente preocupante fue el aumento de los servicios, que crecieron un +4,8%.

Paulo Gonçalves es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March

Con estos datos, las reacciones de los miembros del BCE no han tardado en reflejar una creciente impaciencia. En palabras de la propia presidenta, la autoridad monetaria "usará todas las herramientas y hará todo lo que sea necesario" para devolver la inflación a su objetivo del +2%.

La próxima semana el BCE dará un paso más y subirá otros 50 p.b., situando los tipos de depósito en 3%, una decisión que no sorprenderá a nadie dado que ha sido ampliamente telegrafiada al mercado. Sin embargo, tras los datos de inflación y las declaraciones de Lagarde, pensamos que el BCE mantendrá un tono agresivo apuntando a que al menos tendremos otra subida de 50 p.b. en mayo y que la pausa en la subida de los tipos oficiales no llegará hasta bien entrado el verano (julio), cuando los tipos de depósito del BCE alcancen el 4%.

Aunque no se pueden descartar nuevas sorpresas negativas, pensamos que los datos de febrero de inflación fueron un alto en el camino y no un cambio de tendencia. La moderación de la inflación seguirá su curso y será más evidente a partir del 2T, cuando la comparativa de los precios de la energía sea más favorable (a partir de marzo, el efecto base se volverá benigno, al compararse los precios energéticos con las cotizaciones alcanzadas por el crudo y el gas tras la invasión de Ucrania). Por otro lado, tras el reajuste de las expectativas sobre el tipo terminal, pensamos que el mercado de renta fija ahora ya refleja un escenario acorde con nuestras perspectivas y, por ello, vemos una oportunidad de incrementar exposición a renta fija.

Ser paciente e ir construyendo una mayor posición en bonos de calidad y con duraciones contenidas nos ayudará a navegar un escenario que seguirá condicionado por el efecto de estas políticas monetarias más restrictivas, debilitando el crecimiento mientras se logra frenar la inflación.

Artículo publicado en La Vanguardia

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