China: grandes saltos adelante y alguno atrás
23 octubre 2022 Categoría: Tribunas opinión
El pasado 16 de octubre arrancó el vigésimo Congreso del Partido Comunista de China, donde se espera que Xi Jinping consolide un tercer mandato sin precedentes como máximo dignatario del país. En su discurso inaugural, continuista, el presidente defendió sus políticas en tono triunfal y presentó a China como una alternativa a Occidente en los terrenos económico y social.
En el frente económico el balance de logros es positivo, pero con matices. Y es que cuando Xi llegó al poder hace una década, China acababa de superar a Japón como la segunda mayor economía global. Desde entonces, su economía ha más que doblado su tamaño, hasta 17,7 billones de dólares en 2021 y equivalente al 18% del producto bruto global -aunque sólo el lugar 72 en renta per cápita-. Esto equivale a una tasa de crecimiento anual superior al 6%, positiva pero lejos del avance a doble dígito visto en décadas precedentes.
Más indiscutibles son los progresos vistos en el sector tecnológico. Y es que, aunque resuena muy lejos su liderazgo en este dominio con la invención siglos atrás de la brújula, la pólvora, el papel y la impresión, el grupo avanza inexorablemente en su objetivo de recuperar su dominio en este campo. No es así casualidad la existencia de compañías como Tencent, Lenovo o Alibaba, líderes globales en la fabricación de videojuegos, ordenadores y comercio electrónico, respectivamente. O de los ensayos con trenes a 1.000 kilómetros por hora y los trabajos para crear la computadora cuántica más rápida del mundo o el primer reactor nuclear sin uranio.
Pedro Sastre es Analista Senior de Estrategia de Mercados de Banca March
En el terreno económico-social, el Gobierno chino anunciaba la erradicación de la pobreza absoluta en el país. Una labor encomiable, aunque los criterios de medición del Banco Mundial, con umbral de 5,5 dólares diarios para una economía de ingresos medios-altos, indican que en China hay todavía 200 millones de personas muy pobres, cuatro Españas. La incorporación de ciudadanos chinos a la clase media, que otrora equivalía a una España al año hasta los 700 millones actuales, ralentiza además su cadencia, derivado precisamente del menor crecimiento.
En el terreno de los desafíos, prevalece precisamente el creciente descontento de esta clase media, agobiada por una economía con niveles de deuda al alza -China es la mayor contribuidora al crecimiento global del endeudamiento-, una crisis inmobiliaria sin precedentes y las menores oportunidades laborales derivadas de un crecimiento más modesto -uno de cada cinco nuevos licenciados no encuentra trabajo-. Son aspectos que parecen dar fin a la creencia hasta ahora instalada en su sociedad de que la situación de la generación futura será mejor que la actual.
En el terreno geopolítico, China avisa a Taiwán que tomará “todas las medidas necesarias” contra el separatismo. Las ambiciones de Pekín por controlar la isla, y de paso su pujante industria de semiconductores, son claras aunque asistimos a un efecto contrario, con un acercamiento y retórica de apoyo de EE.UU. hacia la isla y otros vecinos mucho mayor.
No dejes de perseverar pues lo difícil se volverá fácil. Este parece ser el proverbio chino puesto en práctica por Xi Jinping, el líder con más poder desde Mao Zedong, que mantiene como objetivo adelantar a EE.UU. como primera economía mundial en 2049. Tarea colosal cuya ejecución, a cualquier precio, traerá consecuencias no deseadas para el orden mundial.
Artículo publicado en La Vanguardia.